APÉNDICE De diarios y revistas argentinos, al culminar la “Marathon de la Route” La ronda continuó. Se presentaron nuevos problemas, algunos, como el de las pastillas de frenos o el cambio de neumáticos, previstos a la hora de estructurar el plan de trabajo. Otros, como la deficiencia de un caño de escape, inopinados. En la emergencia, retemplados los ánimos, el auto continuó su marcha. Perdió terreno, pero así y todo, cuando la fatigosa y exasperante Marathon de la Ruta está a pronto de concluir, mientras la última noche nos sorprende en este circuito de Eifel, nos hacemos una pregunta, que acaso sea una respuesta: ¿Cuánto se ganó desde que éste objetivo de humildad y de fe se puso en marcha?
de
LA NACIÓNen su edición del día
23/8/69, por Alfredo Parga,
enviado especial a Alemania.
Fangio fue a su requerimiento en lugar de hombre común y mortal, pero en el frenesí desatado en medio de la espléndida fraternidad espontánea de personas envidiablemente hermanas de un hecho útil como éste; la realidad era un sola: somos capaces de cosas grandes si nos ponemos entre todos, entre todos. Sin remisos ni expulsados. Todos han de servir, por inteligentes, por aguantadores, por fervorosos. Cuando Fangio abrazó a Cacho Franco y Franco lloró sin rubor ni cálculo, Fangio miró para otra parte. Pero en la clara pupila campeona había un titilar líquido que algunos creen que fue una lágrima.
de
LA RAZÓNen su edición del 24/8/69
por Miguel Angel Merlo,
enviado especial a Alemania.
Nürburgring, 23 (UP) — La multitud estalló prácticamente en aplausos entusiasmados cuando Oscar Mauricio Franco entró en la recta que da a los boxes y la línea de llegada con el Torino 4 litros, anotado por la escudería Argentina, culminando su brillante actuación en la Maratón de la Ruta. Fue la ovación más caluros y estruendosa recibida por cualquiera de los competidores, y estuvo reservada para el coche más grande que se hubiera anotado en la carrera. En el box argentino, mecánico, pilotos y periodistas que acompañaron al equipo saltaban y bailaban de alegría.
de
LA PRENSAen su edición del día
24/8/69, por Stanley Parker.
La Directora de CLARIN, señora Ernestina Laura Herrera de Noble, envió a Juan Manuel Fangio, director de la Misión Argentina, el siguiente mensaje:
“La misión posible” fue slogan de CLARIN desde el mismo momento que partieron hacia Nürburgring. Nuestra fe y nuestro apoyo han sido justificados con el esfuerzo y la capacidad auténticamente argentinos que ustedes han demostrado. Reciban calurosas felicitaciones y la seguridad de que vuestro triunfo “no necesita bandera a cuadros”.
Sra. Ernestina Laura Herrera de Noble,
Directora de
CLARIN.
EL VALOR DE LA HAZAÑA. Quizás esa no sea la palabra exacta. Me cuesta trabajo encontrarla. Me cuesta trabajo definirla. Pero esto alcanza a ser más que eso... Porque ésta empresa, ésta “Misión Argentina” que nació de la inspiración y las ganas de hacer de dos señores que se llaman Juan Manuel Fangio y Oreste Berta, que llegó a Alemania con el fundamental objetivo de aprender, que nos hizo temer en algún momento por el éxito final, llegó a un resultado que seguramente nadie esperaba. Quizá porque los argentinos tenemos la mala costumbre de creer demasiado poco en nosotros mismos...
de la revista
EL GRAFICOen su edición del 26/8/69
por Alfredo Imas,
enviado especial a Alemania.
...Y si bien es cierto que antes de partir, la Misión encontró un eco alentador en todas las puertas que golpeó, porque tanto los hombres de gobierno como los empresarios y los industriales de todas las ramas la apoyaron moral y económicamente sin pensar que el triunfo beneficiaría e una sola firma en particular (EL GRÁFICO fue uno de los primeros en integrar ese ejército de “creyentes”), encuentra —inmediatamente después de la hazaña— que no sólo se ha ampliado su crédito, sino que el triunfo —de orden nacional— tuvo la virtud de congregarnos a todos los argentinos en un solo sentimiento de admiración que no conoce distinciones ni intereses particulares o comerciales.
de la revista
EL GRAFICOen su edición del 26/8/69
por Carlos Fontanarrosa,
Director Editorial.
El que quedó, el Torino Nº 3, fue el auto más veloz de la Marathon y pudo haber seguido en carrera muchas horas más. ¿Qué otra cosa puede pedírsele a un auto y a un equipo de corredores? Sería arriesgado olvidar que el objetivo inicial de la Misión Argentina fue el “aprender” y casi se gana la carrera. Además, en una competencia de este tipo, abandonar no es una eventualidad: la eventualidad es llegar.
... Pero, pasado el acontecimiento de Nürburgring, momento inaugural de una nueva zona de la competición para los equipos argentinos (hombres y máquinas), el futuro se presenta expectante. Puede suceder que cualquier desconocido se largue a correr en pistas europeas con autos que a lo mejor tiene una decena de carreras encima y carecen de la preparación necesaria. Los fracasos posibles en este tipo de empresas no pueden, sin embargo, retrotraer a la etapa anterior a Nürburgring. Sobre todo, luego de la impecable preparación y el criterioso enfoque demostrado por la reciente Misión Argentina.
Luego de lo demostrado, una imagen nueva y otra bastante vetusta se convertirán en indudable atractivo para cualquier organizador internacional de carreras de autos-turismo: la de incorporar a los avasalladores Torino, una nueva marca que, para sorpresa de muchos, viene de las lejanas tierras de América del Sur, presumiblemente habitadas —para esa segunda imagen— por los habitantes siesteros a los que los monos presurosos les obsequian cocos desde típicos arbustos.
de la revista
ANALISISen su edición del 2/9/69.
El Sport Hotel Tribune volvía a quedar vacío, y en el circuito rodaban los “tuercas” que durante días se conformaron con mirar desde el ángulo predilecto. La lluvia había vuelto a caer con fuerza. La torre del castillo no se veía. Las últimas instalaciones de los boxes, ya vacíos, estaban desmanteladas. Las valijas del centenar de argentinos listas para el regreso, algunas. Con otros destinos, muchos de ellos. Unos a Francia, otros a Italia, Londres... Con cierta tristeza los recientes amigos de Nürburgring le levantaban el brazo para la despedida del centenar de argentinos que los enloquecieron durante un mes. Las camareras, las mucamas, las telefonistas, los guardianes, los porteros, los tranquilos habitantes del anillo de Nürburgring. Las manos se agitaban entre la bruma de la lluvia, mientras todo Nürburgring comenzaba a memorizar para siempre, con su difícil español, Fangio, Berta, Franco, Perkins, Copello, Larreta, Montero, Galbato, Di Palma, Fangio Junior, Canedo, García Veiga, Ruata, Teleki, Lobbosco, Sojit, argentinos, Torino, Argentina, Argentina, Argentina...
de la revista
GENTEen su edición del
2/9/69, por Samuel Gelblung,
enviado especial a Alemania.
84 horas de vigilia, de angustias, de alegrías, de sorpresas y hasta de lágrimas, han quedado atrás. Aunque lo que hemos visto en estos 3 días infernales, no es sino el producto de una larga planificación. Fueron estas últimas horas las que en estos momentos llenan nuestros ojos y nuestra emoción, cuando en el primer balance podemos comprobar que nuestra industria automotriz, por obra y gracia de lo realizado por la Misión Argentina en esta “Maratón de la Ruta”, vino a demostrar en toda Europa la madurez de la técnica automotor.
del diario
CRONICAen su edición del
sábado 23/8/69, por Víctor Navas Prieto,
enviado especial a Alemania.
La Misión Argentina cumplió su cometido. Mucho antes de que terminaran las 84 Horas de Nürburgring. Con haber ido bien organizados, con haber presentado tres autos en la línea de partida con los colores argentinos y apoyados por un grupo de gente disciplinada y capaz, ya estaba cumplida la misión. Sin embargo hicieron más que eso, al destacarse también en el nivel deportivo. Esto no lo esperaba nadie. Por lo menos en esa medida. Sin embargo, se hizo. Habrá habido errores. Inclusive de cierta importancia. Pero todo está dentro de posible cuando se va a competir a Europa con autos bien diseñados, construidos y preparados en el país y sin ninguna experiencia. Y faltos de experiencia, no sólo en el plano técnico, son en el de formar equipos con hombres que durante todas sus vidas corrieron en forma absolutamente individual. Sin embargo, los problemas fueron menores. El comportamiento humano fue notable, como corresponde a gente de bien. Dejaron, además de la impresión de ser grandes pilotos, grandes mecánicos, la seguridad de que en la Argentina se vive en un nivel elevado. No somos subdesarrollados y no merecemos que se abusen de nuestra hospitalidad como alguna vez antes, cuando venían a correr aquí el Gran Premio Internacional de Turismo. Porque somos tan capaces como ellos y, además, porque no subestimamos a nadie. Respetamos a todo el mundo. Sólo queremos compartir un lugar entre los países más adelantados del mundo, porque lo somos. Porque lo demostramos cada vez que trabajamos con sencillez, en silencio y con humildad.
Ese es el automovilismo que queremos. El trascendente. El importante. El que somos capaces de hacer. Ahora, a mirar confiados para adelante. A superar lo intrascendente. Esta Misión Argentina abrió camino para el futuro. No dejemos que se vuelva a cerrar.
de la revista
COMPETICIONen su edición del 26 de agosto de 1969.
Mientras esperábamos que no sirvieran la cena, mostré a Fangio algunos artículos de las revistas británicas. Creo que su satisfacción era mayor que cuando hace muchos años los cronistas del Viejo Mundo alababan sus magistrales demostraciones.
“¿Viste cómo lo conseguimos? Ya estamos en boca de ellos y lo más importante es que no hay ninguna crítica, y vos sabés que los periodistas europeos son lapidarios en ese sentido. Y ya vas a ver cómo van a hablar cuando termine la temporada. Cada vez veo más factible que en el 71 el Gran Premio de la Argentina vuelva a tener puntaje para el mundial.”
... Fangio había salido de la Argentina dos meses antes, con una enorme responsabilidad. Su misión estaba cumplida, y ni aún los más optimistas llegaron a creer jamás que lograría un éxito tan resonante. El “quíntuple” estaba de vuelta y, como siempre, con la frente bien alta.
... Y los habitantes de Buenos Aires volvieron a presenciar un espectáculo del que hacía más de diez años se veían privados: el paseo triunfal del hombre que en más oportunidades ha hecho que el mundo hable de Argentina.
de
AUTOMUNDOEdición del 30/9/69,
por Rodolfo Villanueva, enviado
especial al Viejo Mundo.
En los últimos años de la década del ’20, un argentino —Luis Angel Firpo— puso el nombre de nuestro país en boca de todo el mundo, al sacar a Jack Dempsey fuera del ring. Fue el primer “Toro Salvaje de las Pampas”. Hoy, dentro del “ring”, un segundo “Toro” —esta vez un 380 W— sin lograr una victoria rotunda, a pesar de ser quien más vueltas dio en la pista de Nürburgring, lleva nuevamente la imagen argentina al resto del mundo, demostrando la calidad de nuestras máquinas y pilotos ante una Europa automovilística muy asombrada e incrédula.
de
PARABRISAS CORSA,
Edición del 26/8/69,
por Carlos Figueras,
enviado especial a Alemania.
...Hemos alcanzado un verdadero triunfo —es cierto— pero recién estamos en el comienzo. Si queremos estar y permanecer “ahí”, con la “creme international” tenemos que empezar a trabajar y a movernos en serio, sin darnos tregua. La Misión Argentina de 1969 fue algo realmente positivo y como argentinos nos sentimos orgullosos de lo realizado. La consigna, ahora, es: ¡No dormirse sobre los laureles!
de
PARABRISAS CORSA,
edición del 26/8/69,
por Guillermo Mártire, Director.