por Segundo el Vie May 23, 2014 6:39 am desde Laboulaye, Cordoba, Argentina
Diario de Viaje/1
(21 de mayo)
Tenía un plan hermoso para comenzar este viaje en moto a Colombia.
Pensaba salir de Traslasierra, ir a La Rioja, de ahí a Belen, Amaicha, Cafayate, Cachi, y dirigirme luego a a Oran, muy cerca de uno de los pasos con Bolivia, donde habrá un encuentro internacional de motoviajeros. Calculé cuatro días para llegar, haciendo tramos cortos, con un ritmo de “indian time”, explorando la ruta 40, que nunca termino de conocer por completo.
Un comienzo perfecto, para un viaje épico.
Sin embargo, la entrega de mi pasaporte se atrasó inexplicablemente, perdido en los laberintos de OCA y llegó a último momento, por lo que deberé hacer un cambio radical de planes. Solo dos días de viaje, entonces, por otra ruta, y nada de indian time. A darle rosca, porque arranco de patada voladora.
El asunto es que quiero llegar a ese motoencuentro antes que termine y solo me encuentre con algunos borrachos durmiendo entre los restos de la fiesta.
Y a pesar de que no me gusta hacer tramos largos, la primera jornada debería llevarme hasta la ciudad de Tucuman, a unos 700 km de mi punto de partida, en lo que sería mi máximo histórico para un solo día (ya que rara vez paso los 400 km por jornada). Es un record de esos que preferiría dejar para una próxima reencarnación, pero que dadas las circunstancias no puedo rehusar.
En fin, ya veremos que nos depara este nuevo itinerario. Nunca se sabe –a priori- si los cambios de último momento son para bien o para mal. No podemos saberlo, solo confiar en que suceden por alguna razón oculta que, por ahora, se me escapa.
Porque así es como se planean las cosas maravillosas, desde la comodidad de un sillón, con un mate en la mano, y un mapa sobre la mesa.
Y así, también, es como terminamos resolviendo todo sobre la marcha, cuando los imprevistos entran en la cancha diciendo “hay equipo”.
No hay problema, al fin de cuentas se trata –solamente- de aplicar la Primera Ley de los Grandes Viajes: Adaptarse a lo que sucede, o quedar en pelotas.