Bueno paso la parte final del viajecito.
En el camino de los puentes colgantes se puede ver una zona donde los alpinistas hacen de las suyas
Nunca entendí a estos tipos que se cuelgan de cuerdas o de sus propias extremidades para trepar montones de piedras para luego bajarlas.
Tanto riesgo por nada? Quizas algún alpinista me diga que el loco soy yo de subirme a una maquina de dos ruedas y viajar sobre el pavimento a 250 km/h. Posiblemente ambos tengamos razón, solo que “cada loco con su locura”.
Mas razonable es disfrutar de las ollas que se forman entre las montañas que permiten pasar en forma mas que agradable las altas temperaturas
Dejamos atrás turistas y alpinistas y seguimos en nuestras motos con destino a las altas cumbres.
Aquí hicimos una parada obligada debido a que Marcelo perdió el tacho del silenciador.
El tornillo que sujetaba su FMF, se salió y se desprendió su parte final.
Habíamos llevado algunas herramientas pero olvidamos la premisa del criollo “ ALAMBRE”
Caminamos cuesta abajo buscando algo con que atar y un turistas (en realidad vivía en carlos Paz), enseguida nos dio una mano. Desarmo su baúl saco heladera sillas todo y busco la caja de herramientas donde tenía de todo. Hasta encontró un bulón con el largo y el paso justo, asi que pudimos reacondicionar a la perfección el escape y seguir la marcha.
Tiempo después nos metimos en un camino mucho mas escarpado D E S T R U I D O , que subía la montaña bastante empinado. Una vez arriba pudimos ver el viejo hotel de las altas cumbres hoy abandonado, para luego llegar nuevamente al asfalto.
La tierra sale justo a la altura del parador del cóndor
Allí paramos y comimos siendo ya muy tarde unos ñoquis caseros que a esa altura del día nos parecieron deliciosos, ratificando el viejo refrán sajón: “Hungry is the better sauce”
Cuando hubimos terminado, teníamos que decidir que hacer para la vuelta.
Podíamos seguir hacia Taninga y volver por ese camino hasta tanti, seguir hasta Julio Cesar y hacer el segundo tramo de los puentes colgantes o volver sobre nuestros pasos.
Era bastante tarde, casi las 5 PM. El camino de Taninga era demasiado largo, llegaríamos muy de noche.
El segundo tramo de los puentes, no lo conocíamos bien, y las instrucciones del cordobés del parador era “Maomeno” por ahí.
Primo la de volver sobre nuestros pasos, la que aparte nos garantizaba una vez mas las curvas del camino a Copina.
Asi lo hicimos, pero esta vez sin hacer paradas, lo que acortó mucho el viaje.
Cuando llegamos con hidrolavadora lavamos las motos
Y las preparamos para la salida del lunes.
Aquí termina el viaje, mas luego les cuento el desarme de la Husqui, que me había fallado la vez pasada y el diagnóstico o mejor aún el origen de la falla. Mañana.
Billy