por dae el Vie Oct 07, 2005 12:22 pm desde Belgrano, Capital Federal, Argentina
Como ha sucedido y sucede en diversos países, particularmente europeos, donde la importación de distintos modelos y cilindradas, por sus disposiciones internas están prohibidas o restringidas para privilegiar a los fabricantes locales, no permitiendo el acceso a las mismas por el consumidor que, de esa manera, deben conformarse con lo que sus industrias nacionales fabrican, aunque esto no quiera decir que la calidad sus productos no sean acordes con los procedentes de otros países.
No ocurre lo mismo en nuestro país, donde prácticamente no existen restricciones, al que llegan motocicletas de todas las cilindradas y especialidades y de las más diversas procedencias. Entre ellas, están las de enduro, una tipología de motos que goza de un gran favor entre nuestros motociclistas desde hace muchos años, con un vasto empleo, que trasciende largamente las funciones específicas para las que fueron concebidas, la mayoría de las veces más "on" que "off", es decir, aunque es claramente advertible: más en la ciudad que fuera de ella.
Como esta es una tendencia que se ha se ha generalizado en los últimos tiempos, las casas fabricantes no han perdido el tiempo, poniendo a disposición del usuario modelos hibridez que puedan desempeñarse en ambas situaciones, pero poniendo énfasis más en lo primero que lo segundo. No es el caso, en ésta oportunidad, de la Kawasaki KMX 125, una motocicleta que ha sido dotada de una clara vocación endurística no empeñativo, pero en condiciones de brindar satisfacciones a sus propietarios sobre el asfalto y muchas más fuera de él.
La KMX se presenta con una línea cautivante, con el corte de las sobreestructuras que acentúa un "look" agresivo, fuertemente evidenciado por la maciza extensión de la parte central compuesta por el tanque de combustible-convoyadores-motor, pero que luego se suaviza en una delgada y esbelta parte posterior, que finaliza en un protectivo guardabarros trasero (con su correspondiente apéndice portapatente) coronado por el pequeño portaequipajes.
Contribuyen a subrayar el diferente desarrollo de espacios, entre la parte delantera y la trasera, particulares como la contundente protección del conjunto pinza-disco delantero, la presencia de cómodos cubremanos de plástico en el manubrio, y un generoso portanúmero dominando el elegante faro rectangular. Todo ésto crea un agradable efecto estético que tal vez cree un desbalance de formas, pero que da también una carga de fuerza notable, con una línea esbelta y cautivante.
El contraste cromático del conjunto, con los vivos negros del asiento y los fuelles de la horquilla, está bien logrado, confortado por una simple gráfica que no altera la geometría de las formas, así como sugiere la moderna tendencia de los últimos modelos de cross.
Bien logrados, a nuestro entender, son las formas del portafaro delantero, las generosas medidas del guardabarros delantero (apreciables en el uso en terrenos fangosos) y el desarrollo en altura del tanque de combustible, para garantizar una mayor cabida de carburante, de manera tal de poder consentir una discreta autonomía, y sin limitar la conducción con medidas excesivas en su ancho.
La posición de manejo que propone la KDX 125, es natural, con un asiento suficientemente blando y posicionado a una altura discreta de tierra (865 mm.), pero en consonancia a los anchos pedalines del piloto y con el manubrio. Este último tiene una conformación cómoda, instintiva y está provisto de excelentes comandos de fácil y seguro acceso. Práctico el recurso del revestimiento de goma que envuelve completamente la salida del cable del acelerador, para evitar filtraciones de polvo o barro. Amén de las ya citadas protecciones para las manos, encontramos, perfectamente protegido por el portanúmero un rico tablero de instrumentos integrado por velocímetro con cuenta kilómetros total y parcial, cuentavueltas con escala hasta 12000 rpm, entre ambos, el indicador de aguja para la temperatura del líquido refrigerante, más 4 espías luminosas que corresponden a: nivel de aceite lubricante, luz larga, indicador de punto muerto y luces de giro. El tambor para la llave del encendido tiene 4 posiciones: apagado , encendido, traba de dirección y luces de estacionamiento. Como es de práctica en este tipo de motos, la KMX 125 no posee caballete central, pero sí la práctica muleta lateral, de fácil y rápida utilización.
A primera vista, la conformación de la cámara de expansión tiene una cierta similitud con la que utilizan las KX, pero con sus elementos dispuestos de manera diversa para formar un único elemento muy eficaz, tanto como para reducir a valores muy bajos el nivel de ruidos a la salida del silenciador. Este notable resultado de silenciosidad se debe también a las generosas dimensiones del silenciador final de aluminio (cromado), de agradable gusto estético aparte de un seguro efecto acústico.
A desempeñar un rol determinante en optimizar la diversa utilización de la KMX de su lejana pariente KX, son seguramente las modificaciones oportunamente efectuadas (desde su aparición en 1987), a nivel del propulsor y ciclística. En efecto, para volver más homogénea la curva de erogación, fueron cambiados el índice de compresión, el diagrama de distribución y el cigüeñal, el todo completado por un encendido con un diferente reglaje, estos cambios hacen extremadamente suave la utilización de éste propulsor. A cinco mil vueltas, con una buena cantidad de caballos a disposición, la potencia es distribuida de manera uniforme, a partir de las seis mil... las cosas cambian pero siempre con una remarcable suavidad. El cambio es de seis marchas, con una primera corta para garantizar ágiles desempeños en el uso fuera del asfalto, mientras que el final tiene una relación acorde para ayudar correctamente en los recorridos ciudadanos donde hay que desplazarse a ritmos muy diversos a los que se utilizan por terrenos no asfaltados.
Los componentes de la ciclística son de primer orden: llantas D.I.D. de aluminio, horquilla hidráulica no regulable con barrales de 35 mm. de diámetro con un recorrido de 230 mm., mientras el amortiguador posterior (regulable en 5 posiciones) provee un recorrido similar (230 mm.).
Óptimo el freno delantero, un disco flotante de 230 mm. de diámetro, mientras el posterior emplea un disco fijo de 210 mm. de diámetro. El accionamiento de los frenos es siempre impecable, sea por precisión que por resistencia, mientras en lo que respecta a las suspensiones, tienen un desempeño más que aceptable, en especial el monoamortiguador trasero.
El cuadro perimetral de tubos redondos, se ha revelado muy generoso en la conducción, demostrando una precisión sobre terrenos desparejos verdaderamente remarcable. Recorrer caminos o trayectos de superficies desparejas con la KMX 125 es realmente divertido y seguro, la ciclística demuestra una capacidad de absorbimiento de las asperidades más diversas, manteniendo siempre las trayectorias impuestas con una total ausencia de respuestas bruscas.
La suave entrega de potencia facilita la conducción sobre terrenos con poca adherencia como aquellos con piedras sueltas, hojas, barro, y la tracción que las cubiertas (Dunlop D 605) ejercitan es notable. La KMX 125 hace más fácil su empleo fuera del asfalto en lugares relativamente empeñativos gracias a las dotes de facilidad de conducción otorgadas por su cuadro, a las suspensiones y a la suave erogación de la potencia entregada por su generoso propulsor.
Sin lugar a dudas una moto divertida, la Kawasaki KMX 125 es ideal para quien practica el enduro fácil y no demasiado empeñativo, una verdadera arma anti stress para quien durante la semana debe vivir y soportar las urgencias de las obligaciones diarias y todo lo que significa habitar en grandes conglomerados urbanos y que para nada desentona cuando haya que utilizarla en la versión "on" donde todas las cualidades "off" antes mencionadas se unen a un excelente desempeño "velocístico" (hemos leido en el velocímetro 135 km/h) a lo hay que agregar un más que aceptable promedio en sus consumos: 23,83 km/litro.
Recopilado de José A. Gribaudo