Todo empezó viendo documentales, nos encantó el lugar y lo dejamos en la agenda para visitarlo en algún momento. Para fin de año, buscando donde podíamos ir, nos acordamos y empezamos a averiguar hospedaje, camino, etc.
Como muchos ya saben, desde la Ciudad de Mercedes, son 130km, 35 de asfalto y 95 de tierra, que si llueve se torna intransitable.
Salimos de San Justo el 28 de diciembre a las 5:30hs, llegando a Mercedes a las 13:30hs, todo el viaje el clima estuvo amenazante, llegando a caer algunas gotas pero en ningún momento nos agarró lluvia.
Antes de entrar a la ciudad, fuimos al santuario del gauchito Gil a dejar una velita y ahí si, entramos a Mercedes con un hambre tremendo buscando algún lugar donde comer, llegamos a la rotondita y entramos en uno, nos sentamos y cuando sale el mozo nos dice que ya cerraron la cocina y que no tenían nada, fuimos a otro lugar ahí cerquita y nos dicen lo mismo, ante la negativa le pregunto si nos puede hacer aunque sea unos sanguches, se ve que nos vieron la cara de hambre y se apiadaron, nos sentamos y comimos unas tiras de asado con ensalada.
De paso le preguntamos al hombre de la parrilla si sabía cómo estaba el camino a Pellegrini, nos dijo que había llovido muchísimo y que estaba intransitable, que nos recomendaba pasar la noche en la ciudad y probar suerte al otro día. Ya dudando, fuimos a la Ypf a llenar el tanque y veo una Isuzu viejita llena de barro de la cual bajan tres muchachos descalzos con barro hasta la rodilla, me acerco y le pregunto a uno si venían de Pellegrini, me dice que sí y le pregunto cómo estaba el camino, me dice que con partes de barro, que en algunas zonas eran de 500 metros, y otras de hasta 2-3km y en algunas zonas agua hasta la rodilla, a todo esto eran las 16hs y que de seguir, seguro llegaríamos de noche.
Cómo ya teníamos reservado el hospedaje, decidimos ir igual, apenas termino el asfalto nos recibió un charco de agua que me llegaba hasta la rodilla, luego era ripio en aceptable estado y después vinieron los tramos de barro, era como una mezcla de arena, tierra y piedritas, que hacían una arcilla muy pero muy pegajosa, mi novia los pasaba caminando mientras yo luchaba con el barrial, en cada tramo que terminaba de pasar aprovechaba para parar a sacar el barro pegado en la cubierta trasera porque me frenaba la rueda mientras la esperaba a ella, terrible, para colmo sólo habíamos llevado ½ litro de agua que se terminó enseguida, luego de tres horas ya estábamos agotados mal y sin agua, me deshidraté, me di cuenta porque al querer comer una galletita, ¡no tenía saliva! Se me quedo pegada en la garganta y la tuve que escupir, pero bueno, había que seguir, en un momento se ví que ya caía el sol y usando una técnica que aprendí viendo Discovery (se mide la distancia del sol con el horizonte con los dedos, donde cada dedo significa 15min de luz), descubrí que solo nos quedaban una hora de luz, ya casi resignado a seguir y de ser necesario pasar la noche ahí.
Seguimos hasta que el camino hace una curva cerrada, en esta parte había mucha agua pero con fondo de piedras y después era tierra/ripio, en un momento vemos un cartel que decía “Colonia Pellegrini 40km” y como que nos desmoralizó un poco, pero no quedaba otra que seguir. A todo esto, se hizo de noche, puse la luz alta e iba despacio esquivando carpinchos, algún que otro yacaré, y además vimos Ñandues y zorros.
En un momento, a lo lejos, vemos una luz blanca, era una camioneta! al acercarnos le hicimos seña para que pare y se detuvo, era un guía que llevaba a tres turistas extranjeros a Mercedes, que nos miraban como si fuésemos un par de extraterrestres, le preguntamos si faltaba mucho y nos dijo que 25km, pero que era todo ripio/tierra, que ya no había barro, solo un poco de agua en algunos tramos, eso nos llenó de alivio, le pedí agua y nos regaló una botellita de agua mineral, nos dijo que le diéramos tranqui que ya faltaba poco, nos despedimos y siguió viaje, el agua realmente nos revivió, junto a la certeza de que ya no nos íbamos a topar con barro, nos dio nuevo ímpetu para seguir, seguimos avistando un montón de animales hasta llegar al pueblo, justo en la entrada hay un puesto de excursiones en el cual paramos y le preguntamos al señor donde quedaba el hospedaje, nos dio las indicaciones y llegamos a destino a las 21:30hs, 5 horas tardamos, pero misión cumplida, la señora del hospedaje nos mostró la habitación, pedimos algo de comer, ducha y a dormir.
Al otro día nos despertamos tipo 9 a desayunar y era un día hermoso, bien soleado. Lo primero que tenía que hacer era lavar la moto, para tratar de sacarle el barro pegado, tarea muy difícil
Llegados al hospedaje, cenamos algo y nos fuimos a dormir, había que aprovechar bien el uso de la energía eléctrica porque a raíz de la tormenta se habían caído algunos postes y solo había luz proveniente de un generador, que funcionaba de 8 a 14, y de 18 a 23.
Esa noche de madrugada, se largó una fuerte tormenta, la cual duró hasta las 12 del mediodía, truncándonos una cabalgata que teníamos pactada, así que almorzamos algo y fuimos caminando a hacer el sendero de los monos y la pasarela de madera, muy buenos ambos
Luego de la recorrida, fuimos a comprar unos souvenirs y aprovechamos para preguntar cómo estaba el camino, considerando que había llovido bastante, imaginábamos que no muy bien, preguntando en un lado y en otro, llegamos hasta la posada El Yacaré, donde el dueño, Hugo, nos recibió con muy buena onda, se fijó el pronóstico hora por hora y nos recomendó salir bien temprano, y para más seguridad, nos dio el teléfono de un tal “Maxi” que había salido ese día para Mercedes con su camioneta y que según sus cálculos estaría volviendo alrededor de las 21hs, era el quien nos podía decir con certeza el estado del camino, así que a las 21:30 nos comunicamos con él y nos dijo que se podía transitar tranquilamente, que en su mayoría se había secado, que solo quedaban dos o tres barriales que con precaución se podían sortear, así que preparamos todos los bártulos para salir bien temprano al día siguiente.
Alrededor de las 6hs estábamos saliendo hacia Mercedes, para luego poner rumbo a Ituzaingo, el camino parecía otro, ya casi no había agua y la mayoría de los barriales se habían secado.
Llegados al santuario del gauchito a eso de las 9:30hs, parada obligada a agradecer por llegar sanos y salvos, seguimos viaje con mucho calor y sin mayores contratiempos, paramos bastante a hidratarnos, cargar nafta y comer, arribamos a Ituzaingo a eso de las 16hs. (continuará)
( y con ese barco) Excelente 
