Una Pasion que leego tarde. Relato de un viaje en KLE

Así quiero titular mi nota porque es lo que me pasó a los 30 años… enamorarme de “mi gorda”, un KLE negro ´98 impecable que aparece en esta edad de mi vida.
Desde chico me apasionaron las motos pero, primero por respeto a mis padres (que nunca les gustaron) y después por una cuestión de prioridades (la casa, el casamiento, el bebé) siempre fui tapando esa pasión aunque nunca dejé de soñar.
Nunca dejé de cerrar los ojos cuando veía una moto ruteando y es así que ponía las manos en 180° para sentir el manubrio vibrar; nunca dejé de poner la mano fuera de la ventanilla del auto para que me de el viento en la cara; nunca dejé de ver cuál era el último modelo que salía al mercado; nunca dejé de escuchar historias de cuanta anécdota les pasaba a la gente que decía montar y salir a su travesía.
Bueno… ahora soy yo en primera persona el que quizás transmita o haga soñar a alguna persona que necesite saber lo que es ponerte hasta la pera una campera, limpiar una visera o ajustarte los guantes. Pequeños rituales que cada uno de nosotros hacemos al subirnos a una moto antes de poner primera y salir.

La antesala de “El Viaje”

Pienso que la vida es una consecuencia de otra consecuencia y así se dio este viaje hasta Chile desde Cañada de Gómez (Santa Fe). Hace ocho meses mi mejor amigo se compró una Kawasaki Er 6 n 2010 impecable, mejor que 0 km y en su cumpleaños (sorpresa) de 30 le prometí hacer un sueño que teníamos de pibe “CRUZAR LA COORDILLERA DE LOS ANDES” en moto. Así de imponente como suena era mi meta, el momento que tantas veces habíamos ideado en nuestras cabezas sin siquiera tener una Zanellita.
Desde esa noche no dejé de buscar una moto para viajar y de esto puede dar fe mi gran amor Mariana que no me aguantaba más al mostrarle fotos de motos que nunca en su vida había visto.
Ella (la moto) estaba muy cerca, a una cuadra de donde trabajo y así ocurrió el primer flechazo. Por primera vez sentí que yo giraba por el mundo y se cortaban las cadenas que por algún tiempo habían amarrado mi pasión. Por primera vez sentí que me prolongaba, que mis piernas rodaban, que mis manos frenaban y embragaban, que tenía que recostarme para contrarrestar el viento de costado y que en mi cabeza pasaban sensaciones diferentes a todas las demás antes sentidas.
Me prometí cautela, me informé, escuché mucho a las personas con kilómetros sobre sus espaldas y, sobre todo, fijé mi objetivo: “PASARLA BIEN EN MOTO”… un objetivo simple pero muy difícil de cumplir por lo amplio del mensaje.
Las prácticas al viaje fueron, no por pequeñas, tan o más interesantes y divertidas que el viaje en sí mismo. El primero de ellos fue a Victoria con mi amigo “La Gorda”. Nunca dejé de perderle pisada a la Er y, firmes, las dos cruzaron el río Paraná. El sentir de este viaje fue el frío y que si no fuera por otro amigo Sebastián que me prestó toda su indumentaria, hubiera sido mi primera mala experiencia arriba de una moto. Párrafo aparte merece la buena camaradería que hay en el mundo de las motos, algo ya pasado en el tiempo pero que en esta pasión sigue siendo igual que la de que ellos aventureros de Pumas, DKW, Siambrettas y demás motos que abrieron las rutas argentinas.
La segunda antesala a la gran función, “el viaje por la cordillera”, fue uno de 2000 km por las provincias de San Luis y Córdoba con mi amigo Sebastián y su CG 150. Quién dijo que se necesitan grandes cilindradas para salir de la comodidad del sillón y empezar a sentir calambres por todo el cuerpo después de diez o doce horas arriba de la moto? En este viaje supe los que es rutear; hacer 80 kilómetros de ripio desde La Cruz (Córdoba) hasta Merlo (San Luis), el lugar natural de “La Gorda”; asomarse a los primeros precipicios; mojarme en un diluvio de 90 kilómetros desde Merlo hasta Villa Mercedes; viajar bajo la piedra y con temperaturas bajo cero en las altas cumbres y sobretodo… el contacto con la buena gente que viaja en motos y que ante el primer inconveniente (por ejemplo, se quemó el regulador de voltaje) te brindan hospitalidad, conocimiento y todo lo que necesites.

El Viaje

La excusa de otro amigo para viajar era ver el Dakar por Mendoza. Este otro amigo (Adrián, lo conocí gracias a la moto) se había anticipado con una moto que me gustaba, una Cagiva Cannyon 500. Y así nomás se armó el viaje, en cuestión de un mes estaría en la base del Aconcagua. Increíble si apenas seis meses atrás no había viajado ni treinta kilómetros. A último momento se sumó quien sería el que marcara el ritmo y el destino del viaje con su frase célebre “una ducha y lo charlamos”… Gerardo, con su Honda Falcon 400.
El 2 de Enero a la 1 de la madrugada era la salida. Con un Año Nuevo tranquilo en comida y bebida por el viaje, se me hizo muy difícil poder dormir en todo el día. Los minutos se transformaban en horas y la ansiedad dominaba mi cuerpo. Previo saludos a la familia (mi suegra me regaló una cruz que nunca se bajó de la moto) llegó la hora. “La Gorda” cargada con dos alforjas y un bolso (mucha ropa innecesaria), con su GPS puesto, con todos los mimos hechos (transmisión nueva, todos los filtros y fluidos, gomas, bujías y demás) salió con una luna que nos iluminaba cada kilómetro. A las 8 estábamos en San Luis (capital), lugar donde pensábamos quedarnos pero la sorpresa fue que el Dakar pasaba por Uspallata (Mendoza) y teníamos que cruzar todo Mendoza para verlo. A pesar del cansancio, decidimos llegar con mucho calor y doce horas de viaje.
Para llegar a ver a Uspallata desde Mendoza, teníamos que adelantarnos a la caravana oficial del Dakar. Salimos a la 5 de la mañana. Nuestra sorpresa fue que la gente ya estaba apostada en la banquina de la ruta y, por un segundo, nos sentimos Marc Coma o Cyril Despres sin contar que por primera vez viajábamos por la precordillera y literalmente nos metíamos dentro de la montaña… ruta conocida por los 7 túneles.
Yo que era el novato viajé con mucha precaución y un poco más atrasado que los demás cuando por mis oídos sentí una sinfonía en su más perfecta partitura y no llevaba puesto mp3 ni nada… empezaba a viajar a la par mía una Harley Sporter 883.
Llegamos, preparamos nuestro lugar debajo de un gacevo y, como si fuera un cuadro del mejor pintor, la cordillera hacía de escenografía a una ruta delimitada por el imaginario para que los más valientes corredores del mundo nos regalaran a escasos treinta metros las más osadas maniobras que se pueden hacer con una moto en medio del desierto.
Mi cuerpo volvía a sentir eso llamado ansiedad cuando en una pizzería decidimos que al otro día a la 7 am saldríamos a cruzar la cordillera.
San Martín se debe estar riendo de mi relato pero en cierto punto miré la indumentaria de mi compañero y era perfecta como el uniforme de sus soldados, sus caras demostraban seriedad al compromiso, algunas caricias a las motos como si fuesen caballos, palabras de aliento, consejos y salimos.
Una pequeña llovizna nos acompañó los primeros kilómetros, las montañas comenzaron a crecer y me sentía una hormiga al ver la majestuosidad del paisaje. Previa parada por el puente del Inca, nos introducimos al túnel Cristo Redentor sin ante sacarnos la famosa foto con el cartel de Bienvenidos a Chile. Al llegar a la Aduana se nos sumaron dos viajeros más en una BMW 1300 y una KLE 650.
Sabía que se aproximaban los famosos Caracoles y al verlos y recorrerlos sentí la adrenalina de un chico de doce años al subirse por primera vez a una montaña rusa. Es como bajar todo lo que subiste de repente en una ruta que suma zetas hacia abajo perfectamente. Hermoso y sin palabras miré esa maravilla vial y seguimos viaje con la precaución de la tan terrible fama de los carabineros chilenos. Viajábamos por rutas donde las casas están pegadas a las mismas sin vereda, lo que nos llamó la atención, y entrando a la tardecita llegamos a Viña del Mar.
Por primera vez Gerardo y yo, los únicos valientes, nos metimos al frío Pacífico. Un día sin subirnos a las motos nos sirvió para relajarnos y agarrar fuerzas (aunque ganas era lo que nos sobraba) para retomar la vuelta.
Emprendimos el mismo recorrido con más tiempo y conociendo el camino para sacar las mejores fotos a ellas (las motos) y tomar en subida los Caracoles nuevamente. Noté la pendiente de la montaña al errarle un cambio y tener que bajar hasta primera para poder subir sintiendo las carcajadas de Adrián que venía atrás mío. En la cordillera sentimos, más que a la ida, los cambios de viento al entrar o salir de una curva.
Queriendo llegar a San Luis paramos con anticipación en Mendoza por la excusa de una pequeña lluvia. Es que ya no dábamos más. La caminata por debajo del Aconcagua había sobreexigido nuestros cuerpos faltos de entrenamiento físico. Nos quedaban otras doce horas de viaje.
A las 2 am salimos a recorrer como si fuera de día por la iluminación de las rutas puntanas. En Villa María nos separamos por primera vez de uno de nosotros ya que Gerardo tomaría otra ruta para llegar a la populosa ciudad de Sastre (capital del carnaval) y el calor insoportable fue lo que marcó la llegada a nuestra querida Cañada.
Unas caricias en el tanque, un apretón de acelerador/mano fue el gesto de agradecimiento a La Gorda por haberse portado tan bien y haberme permitido disfrutar de este sueño tantas veces anhelado.
Pero, sin dudas, lo más lindo de este viaje fue cuando Adrián entró a nuestra habitación y nos trajo una foto/carta de Mariana y Ana Paula (mis dos grandes y verdaderos amores) dándonos fuerza y contando los más lindos sentimientos jamás escritos en un papel.
Esto solamente pretende ser un relato para que cualquier persona que anhela y sueña, lo único que tiene que hacer es completar esta frase: “SER FELIZ EN ……….”.
Una de las palabras que puse en esa línea de puntos fue moto. Ojalá que haya muchas otras nuevas palabras o destinos para así hacer de nuestras vidas mucho más feliz.
Darío Johansen

Muy buen relato te felicito, pudiste describir con lujos de detalles lo que creo nos paso a todos ante nuestro primer viaje, lo que si te voy a pedir que por lo menos pongas algunas fotos del viaje asi la haces completa

Para ver las fotos un compañero armo este video del viaje. Espero que les guste .
Hagan click en esta direccion : www.youtube.com/watch?v=XddxXYH_tKo

Excelente relato!!!, faltan las fotos para

Salu2

Hay puse un link de youtibe para ver las fotos.
www.youtube.com/watch?v=XddxXYH_tKo

Hay puse un link de youtibe para ver las fotos.
http://www.youtube.com/watch?v=XddxXYH_tKo

sisis!!, ya lo vi!!, de lujo!!!!!!!!! Impresionante maquina tenes!! que la disfrutes!!

Felicitaciones por poder hacer que lo que fuera solo un sueño se hiciera realidad y que alla colmado tus expectativas.
Quien sabe si llegó tarde, por ahi es el momento mas oportuno en tu vida para realizar esto, eso si, no te olvides que esto de viajar en moto es un camino de ida...
Re lindo el KLE, hermosas fotos y buena musica. Gracias
Un Saludo.

Muy bueno el relato de un hermoso viaje !!!

Me entretuve un buen rato leyendo y disfrutando, gracias !!!!!!

Te felicito!!! espectacular el relato!!!!!!!!!!!!!!!!

Espectacular el relato y el viaje... que buen sueño cumplido!!! A la tarde miro el video en casa, ya que recien me lei todo el relato, muy bueno!!

Que te puedo decir , algo parecido me paso a mi y lo pude realizar pero desde este lado del charco, y fui solo, un despelote tocas el cielo con las manos, de mas y el video me encanto sin palabras.

Hermozo viaje,fotos,relato..,Gracias!!!