Viaje a Colombia mayo 2014

Información de viajeros para viajeros.. Que tengo que llevar? por donde me conviene ir? Consultas... experiencias... planificaciones... relatos... encuentros...historias... Aquí empieza y termina el viaje!

Re: Viaje a Colombia mayo 2014

Notapor DUMBO el Dom Jul 27, 2014 1:45 am desde Rauch, Buenos Aires, Argentina

Segundo escribió:26 de julio
(...)Una vez más descubro que soy incapaz de hacer la plancha,(...)Se me hunden las piernas como si fuesen anclas.(...)

Cuando se te hundan las piernas, cabeza bien para atrás y levantalas con los abdominales (los pulmones llenos de aire). Una vez que nivelás, te relajás, brazos abiertos (bien abiertos) vas soltando el aire despacio y reponiéndolo tan rápido como sea necesario, hasta que encuentres el ritmo. :wink:

Lo demás, fantástico, como siempre. Y conozco esa sensación contradictoria que describís... ::ap ::ap ::ap

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Re: Viaje a Colombia mayo 2014

Notapor natoch el Dom Jul 27, 2014 11:54 am desde Posadas, Misiones, Argentina

Segundo escribió: ... y vemos como aprendo a etiquetar (si, soy un desastre total...)


Nombrame en los comentarios del álbum.

Algo del tipo: "Estas son las fotos Oscar BG". Ahí me manda el aviso y el link
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Re: Viaje a Colombia mayo 2014

Notapor natoch el Dom Jul 27, 2014 12:08 pm desde Posadas, Misiones, Argentina


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Re: Viaje a Colombia mayo 2014

Notapor Segundo el Dom Jul 27, 2014 8:42 pm desde Laboulaye, Cordoba, Argentina

27 de julio
Si uno se queda completamente quieto y receptivo en un lugar, por un par de días, enseguida empiezan a revelarse los pequeños detalles, esos que cuentan el alma de un sitio.
En Playa Blanca, por ejemplo, son unos cangrejos que aparecen al atardecer. Nos encantó uno que construía su casa. Salía de su cueva y arrojaba una “palada” de arena a una pila con un gesto muy preciso. Nuevamente a meterse (después de observar desconfiadamente el entorno) juntaba más arena y volvía a hacer su trabajo de albañil. Cada vez que tiraba la arena nos daba un ataque de risa, totalmente injustificado. El cangrejo ni bola, ni un rictus de ofensa, nada.
Conocimos una pareja de colombianos de Bogotá. Empezaron a beber whisky al atardecer. Nos convidaron amablemente pero la dejamos pasar, si aceptábamos iba a ser difícil seguirles el ritmo. A eso de las 10 de la noche ya estaban en un estado de alegría monumental. Agarraron y se llevaron al agua uno de esos torpedos inflables que se tiran con una lancha, y que tienen unas manijas en donde uno se agarra para no caerse.
Lo echaron al agua y se subieron. El, completamente ebrio, pero con gran elegancia, se paró y empezó a saltar como un mono. Después hizo una serie de acrobacias complejísimas, sin caerse. Nos tentamos nuevamente, como con el cangrejo. La marea empezó a llevárselos y el mar nocturno se los tragó.
Mucho rato después empezamos a preocuparnos, no volvían. Imaginé un operativo rescate, organizado a las apuradas. En el horizonte se veían algunos rayos, porque se avecinaba una tormenta. La situación perfecta para empezar una mala película yanki. Por suerte volvieron, después de una hora, arrastrando el torpedo por la orilla. Ella, al pasar, me dice “nos enloquecimos” con la piel toda roja y los ojos desorbitados. No hacía falta aclarar.
Se van a dormir un poco después. Nos quedamos sentados frente al mar hablando de mil cosas con Sol hasta que decidimos seguirlos. Entramos al cuarto y nos acostamos. Estamos bastante cansados pero apenas apagamos la luz sentimos que todo el hotel se mueve rítmicamente. ¿Un terremoto? No. La pareja de marras está en el cuarto de al lado, recreando un hit tropical que dice “serrucho, serrucho, serrucho, esta noche te voy a dar serrucho”
Risas, nuevamente, pero contenidas, no queremos ser descorteces. De cualquier manera la arquitectura de la cabaña requiere un refuerzo estructural, una docena de parejas más a este ritmo y el “trabajo” puede echar abajo la construcción.
A eso de las dos de la mañana Sol me despierta. Se ha desatado una tormenta tremenda. Voy a chequear la moto y ver si la puedo tapar con algo. No hay nada, pruebo con una mesa de plástico. Ridículo. La dejo. Bueno, le hacía falta una lavada, pobre Peregrina. Vuelvo al cuarto en medio de la oscuridad. Hay un palo de madera que atraviesa el pasillo a un 1.72 metros de altura. Lo sé porque cada vez que paso me roza el pelo. No quiero ni imaginarme cuantos nórdicos se la dieron en medio de la frente, en plena oscuridad. Entro al cuarto y me acuesto hasta que noto que empieza a llover, pero adentro.
Interesante. Prendo la luz y nos miramos con cara de pregunta. Se me ocurre un plan B, irnos a otro cuarto. Abro la puerta de uno que calculo está vacío. Sorpresa, no lo está. Dos cuerpos desnudos, enroscados en la oscuridad. Retirada precipitada. Nos tapamos con las camperas de moto pero por suerteal poco rato, deja de llover adentro y afuera.

Otra mañana más en el bello culo del mundo.
Me he despertado con la idea fija de sacar la moto de esta playa, a como dé lugar. Hacemos un viaje explorativo por el posible camino de vuelta. Voy viendo cada piedra y los fatídicos troncos que ya me atraparon a la ida. Es difícil, pero posible.
A eso de las 10 de la mañana llega otra oleada de invasores. Aprovecho para manguearles ayuda para sacarla hasta la arena mojada. Allá vamos. Le meto con la confianza del que ya no puede volverse atrás. Es una confianza inducida por la necesidad, por supuesto, nada que se sustente en hechos reales. Al contrario, todo me indica que si llego va a ser de milagro.
Paso las piedras y los palos con una estrategia suicida, meterme por el agua. Me pega una ola y casi me tira a la mierda. Pobre peregrina, debe estar comiendo sal a lo loco. Esto me va a oxidar hasta las partes de plástico.
Luego un tramo de arena bastante firme, y la prueba final, subir nuevamente por la arena floja. Tomo carrera y apunto entre dos reposeras con dos turistas asombradas. Les paso finito, ya casi quedándome sin motor. Estoy arriba. Dejo la moto cerca de la entrada, donde comienza la trilla en medio del mato y vuelvo caminando. Solamente Sansón podría robarme la Peregrina ahora, pesa como mil kilos en estas condiciones.
Decidimos relajarnos antes de partir y aprovechar la playa pero nos atacan dos masajistas. No gracias, le digo a la que ya me está haciendo masajes en los hombros. “Es que acaso no quieres que te toque una negra?” jejeje, que piola la mina, me quiere entrar por el lado del sicópata. A mal puerto vas por agua, nena, te encontraste con la horma de tu zapato (aunque aquí nadie usa zapatos)
-No, respondo, no es eso, es solo que aquí te cobran todo el doble, y solo somos viajeros.
Ella no desiste y le ofrece un masajito “de muestra” a Sol. Acto seguido empieza a trabajarle la moral “uy niña, que mal estás, estas cervicales están para el quirófano” ¿No será mucho? Y luego ataca por donde sabe que duele “¿Es que no te hace masajes tu novio?”
No, dice Sol.
Ah, mi compañera se pasó al bando enemigo, que ingrata sorpresa. La otra chica me agarra el pelo y trata de convencerme de que me haga unas trenzas, que va a quedar chévere. No, gracias, no hay nada que me pueda mejorar, ni siquiera una transmigración instantánea. Insiste, va a hacer una de muestra. Ataca con un peine tratando de preparar el terreno, pero se le complica, mi pelo ya está creando rastas naturales, es un verdadero apocalipsis capilar. Digo ay porque me tira, la otra dale que dale con el tema de que tu novio no te hace masajes, estoy a punto de perder la paciencia. Por suerte Sol, ya cebada por la muestra gratis pregunta cuánto cuesta.
Casi se cae de culo cuando le dicen. Pobres minas, deben haber pensado que éramos estrellas de rock. Les doy algún dinero por el esfuerzo y se retiran, bastante disconformes.
Cuando era chico soñaba con tener una maquinita que hiciera billetes. Me vendría bárbaro ahora, dejaría contentos a todos los que andan buscándose el mango en la calle, sin que me importase la mengua del bolsillo. Igual no sé qué haría con tantos sombreros, tantos collares de “perlas cultivadas por mí”, tantos pareos, tantas hamacas paraguayas, fruta, pasajes al paraíso, música en vivo, hombres-estatua, relojes dorados, ponchos.
Supongo que podría ir regalándolos. En la moto no cabe ya ni un alfiler.
Bueno, nos estamos preparando para dejar la playa. Es hermosa y uno se quedaría para siempre si no fuese porque hay que seguir viaje.
Subimos a la moto y llegamos rápido a Cartagena. Hay poco tráfico y todo se hace fácil. Encontramos lugar para la Peregrina, y para nosotros. En la columna de las pequeñas desgracias podemos anotar que la cámara de fotos murió de muerte misteriosa y que perdí mi par de ojotas, únicas llantas aparte de las botas de moto. Mañana, pues, habrá que ver como se solucionan esos dos temas y, también, tratar de sacarle la arena y la sal a la Peregrina y ver un par de quejas que me hizo notar en el camino desde Playa Blanca (falla un poco al arrancar, como si hiciese explosiones en falso y se queda trabado el cable del acelerador)
Por ultimo habrá que decidir que ruta tomamos para retomar el viaje. Aun no lo sabemos, solo contamos con algunos indicios que todavía no alcanzan a tener la fuerza, ni la fe, de un camino certero.
Segundo
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Re: Viaje a Colombia mayo 2014

Notapor Javi el Lun Jul 28, 2014 10:45 am desde Bariloche, Rio Negro, Argentina

Segundo escribió:Tomo carrera y apunto entre dos reposeras con dos turistas asombradas. Les paso finito...


Que lindo para las turistas viajar a disfrutar de esos lugares remotos en busca de la imperturbable paz de sus playas. :lol: :lol: :lol:

Lavala bien con agua dulce, no solo por la sal sino por la arena que te invade, esmerila y traba todo lo que sea mecanismos, atención a la cadena tambien, una buena limpieza y lubricación, aún "nos quedan" muchos kilometros por delante. :wink:

Espectacular!!

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Re: Viaje a Colombia mayo 2014

Notapor joferse el Lun Jul 28, 2014 12:20 pm desde San Miguel de Tucuman, Tucuman, Argentina

Hola Segundo, como siempre tus relatos hacen que me transforme en una especie de acompañante invisible y silencioso, entre tus relatos y las fotos siento que voy siguiendo tu ruta.
Respecto a eso de hacer "la plancha", ha sido toda mi vida un misterio, siempre termino parado porque mis piernas se niegan a fñlotar y ahora con las instrucciones de Dumbo creo que si tengo que pensar todo eso mientras trato de flotar no solo se hundiran mis piernas. Saludos desde el "Extraño reino de Tuculandia" y suerte con la elección de las próximas rutas.

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Re: Viaje a Colombia mayo 2014

Notapor Segundo el Lun Jul 28, 2014 1:34 pm desde Laboulaye, Cordoba, Argentina

La sensación, para mi, es igual, siento que voy con ustedes y para ustedes. De ninguna manera hubiese sacado tantas fotos si no fuese por los pedidos de los foristas. Sufro un poco cuando el relato sale aburrido, o medio escueto. Busco lugares para conectarme cuando podría dejarlo pasar y mandar dos o tres textos juntos en la próxima parada.
Si, esa sensación de viajar acompañado le ha dado un vector poderoso a este viaje. hace mucho que dejó de ser un viaje "en solitario". Pienso a menudo en encontrarme personalmente con ustedes, cuando vuelva, para contarles las historias que no he podido publicar (las historias prohibidas).
Incluso he tenido algunas discusiones al respecto con Sol, ustedes saben como es esto, no necesito abundar en detalles.

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Notapor VictorL el Lun Jul 28, 2014 10:39 pm desde Capital, Cordoba, Argentina

Que grande segundo! Yo me anoto con un cafecito en traslascierras para escuchar los faltantes al regreso, yo invito.

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Re: Viaje a Colombia mayo 2014

Notapor Segundo el Mar Jul 29, 2014 12:50 am desde Laboulaye, Cordoba, Argentina

28 de julio
Lo primero que hago al levantarme es ir a comprar unas ojotas, en patas.
Desde que llegué ayer ando así, y es muy cómodo, incluso por la calle, pero se ha puesto difícil si quiero salir del barrio. Consigo unas a buen precio. La vendedora me las quiere poner en una bolsa de plástico. No gracias, las llevo puestas.
Caminando con mis nuevas ojotas me viene súbitamente a la memoria lo que soñé anoche. Iba a decir un sueño muy raro, pero es una obviedad, todos los sueños son muy raros. Me encontraba con Maradona en un barrio de mi infancia. En el contexto del sueño éramos amigos, él también había nacido en el mismo lugar (no, no era Villa Fiorito) y lo empezábamos a recorrer sorprendidos por algunos cambios. El Diego, muy cariñoso, me llevaba abrazado. De pronto encontrábamos una casa abandonada, hecha percha. Nos metíamos adentro, explorando, y dábamos con una de las habitaciones que había sido “tomada” por un grupo de gente. Habían creado una escuela allí, con pizarrón y todo. El aula estaba llena de jóvenes que escuchaban con gran atención. Se enseñaba a vivir. (CHAN!)
Uno nunca entiende sus propios sueños pero me sigue maravillando que una parte de nuestro sistema interno continúe creando relatos, noche tras noche, de una imaginación desbocada (que luego, por supuesto, van a parar al tacho de basura del olvido)
Volvamos a la realidad (?)
Voy a comprar un Penetrit para tratar de acondicionar la Peregrina. Carlos Calvo, uno de los amigos que siguen el relato, me ha pasado una técnica detallada para tratar de sacarle la sal y la arena. Es penoso escuchar como chirria cuando la muevo. Encaro el laburo en el mismo parqueadero, después de convencer a los dueños para que me den logística (léase agua dulce) Me lleva al menos una hora y todavía no puedo decir que quedó bien. Hay cristales de roca en cada lugar que repaso, pero lo más preocupante son los rodamientos, los discos de freno, la transmisión completa.
La otra víctima que se cobró la playa es la cámara de fotos. La gente a la que pregunto es coincidente acerca de donde debo llevarla para repararla. El chico que me atiende en un puesto diminuto y atiborrado de cámaras digitales prueba dos o tres baterías, sin éxito, y me pregunta si la llevé al mar.
-Ejem, si.
-Debe estar en corto, entonces. ¿Para cuándo la necesitas?
-Para mañana, respondo.
-Hummm, yo no puedo repararla tan rápido, vuelve más tarde y veremos si Felipe puede hacerlo.
El arreglo saldría unos 25 dólares, y comprar otra usada, unos 50. Ya veremos. Lo único a lo que no puedo renunciar, a esta altura, es a lo que me piden los foto-lovers. Si dejase de postear fotos recibiría una andanada cerrada de improperios. (He caído, sin quererlo, en aquello que describía Cortázar el otro día sobre los relojes)
De vuelta en el Hostel descubrimos que los chicos de la Combi que conocimos en Barichara están en Cartagena. Les mandamos mensaje y nos revelan su posición. Playa Laguitos, detrás del Hotel Hilton. Debe ser un estacionamiento, o algo así. Ellos siempre están buscando lugares de ese tipo para poder poner su casa con ruedas. Veremos si conseguimos encontrarlos, hay una invitación a comer que quedó pendiente.
Aprovechando que el calor aprieta me pongo a leer relatos de viajes en los foros. Es genial ver cómo, pasando por los mismos lugares, las experiencias son tan diferentes y también el modo de describirlos. Ayer me puse a pensar, frente al mar, que tal vez estaría bueno contarles como escribo mis relatos. Quizás a alguno le pueda servir, nunca se sabe.
Siempre pasan al menos 5 cosas notables, en cualquier día de viaje. Lo único que se necesita es saber que uno las está buscando. Muchas veces estas 5 cosas son pequeñas, furtivas, laterales. Algo que escuchamos al pasar, un detalle visto desde la moto, un suceso inesperado pero apenas perceptible. Otras veces, las menos, son de un calibre superlativo, y se imponen, viniendo a nuestro encuentro sin que podamos hacer nada. Digamos que no es preciso buscarlas, se escriben solas.
Que en un día no pase nada no quiere decir que no haya pasado nada, es solo que uno estaba distraído. Creo que en estos casos hay que evitar –en la medida de lo posible- la transcripción de nuestras rutinas más obvias del tipo “me bañe, salí a desayunar…” para llenar un tiempo muerto. Por supuesto hay lugares más fecundos que otros, momentos más ricos. La playa, por ejemplo, requiere afinar la “escucha” del mundo, para poder captar alguna diferencia que no sea aplastada por la presencia omnipotente del mar, y otros lugares, como Cartagena, requieren cerrarla un poco, porque pasan demasiadas cosas, y hay que ser más selectivo.
Luego solamente escribo el relato usando esas 5 cosas como columna vertebral y agrego algunos elementos secundarios, algo de humor (una fuente inagotable es burlarse de uno mismo), y mucho de mi propia sorpresa ante lo desconocido. Prácticamente no corrijo, lo que no sale de una no tiene corazón.
No creo que este método sea nada extraordinario, pero me ha dado resultado.
Casi anocheciendo vamos a encontrarnos con los chicos de la Combi. Están acampados debajo de un gran árbol, medio muertos de calor. Alegres por reencontrarnos, cambiamos historias como los chicos cambian figuritas. Están algo nerviosos, preparando el cruce a Panamá y resolviendo los mil y un inconvenientes de todo tipo que genera el Tapón de Darien. No es solo encontrar embarcación para enviar la combi dentro de un container. También tienen que resolver su propio pasaje que no podrá ser en avión porque viajan con su perra. Queda el barco, pero algunos no aceptan mascotas. Y están los papeles de todo tipo, los seguros, hacer coincidir su llegada con la de la Combi, buscar compañeros para abaratar el costo del container y más.
Compartimos una comida y cuentos hasta que se hace medio tarde. Volvemos en taxi. El tipo escucha música y canta arriba, mucho mejor que los travestis.
Como ya dejé entrever en capítulos anteriores estamos en un momento del viaje bastante particular. Todo indica que deberíamos encarar la vuelta, pero se hace difícil arrancar. Se trata, más que nada de una actitud mental, si consigo verlo como una continuación del viaje por otros caminos entonces habré dado con la solución a mi estado de reticencia.
Visto así quedan otros 10.000 kilómetros, y un mes y medio más, siendo conservadores en el cálculo. Una bocha. Quien sabe cuántas cosas pueden ocurrir en lo que resta de viaje. Por otro lado hay datos “duros” que no puedo dejar de lado. Se me empieza a acabar el dinero y no va a demorar mucho antes que empiecen a aparecer algunos rastros previsibles de cansancio. He notado que cuando pierdo mi energía, coincidentemente empiezan a pasarle cosas a la Peregrina, como si estuviésemos conectados por alguna extraña atadura invisible. Es fundamental que mantenga el espíritu que me trajo hasta aquí, si no quiero tener que empezar a parar en las posadas del infierno.
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Re:

Notapor mnsanchez el Mar Jul 29, 2014 12:41 pm desde La Rioja, Argentina

VictorL escribió:Que grande segundo! Yo me anoto con un cafecito en traslascierras para escuchar los faltantes al regreso, yo invito.


Yo también me anoto en esta charla. Si pasas cerca o por La Rioja pega un grito.

Saludos y que sigan las andanzas de Segundo ::ap ::ap ::ap

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Notapor VictorL el Mar Jul 29, 2014 10:57 pm desde Capital, Cordoba, Argentina

Que chico que es el mundo Segundo. Me tengo que enterar, leyendo tu relato de como le sacas la sal, a la moto. Técnica que seguramente perfeccionó Carlos en (ahora) mi moto después de visitar uyuni.

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Re: Viaje a Colombia mayo 2014

Notapor Segundo el Mié Jul 30, 2014 10:49 am desde Laboulaye, Cordoba, Argentina

29 de julio
Otro mes que se va terminando.
¿Qué pasaría si no existiese calendario?
Tal vez no sería tan diferente. Diría que llevo casi tres lunas viajando, desde finales del otoño.
Ayer, caminando por la calle vimos un cartel que me llamó la atención y que me reveló un misterio. Es el siguiente: hace varios días, llegando a Cartagena, notamos en la ruta una extraña montaña enana que sobresalía del paisaje por su forma de pico truncado. Calculé, aun en la distancia, que no tendría más de cincuenta metros de alto. A orilla de la ruta un cartel que decía “Volcán Tutunco” (o algo así) Le señalé a Sol el lugar, con un gesto. Si, también lo había visto. ¿Cómo podía un volcán tener una escala tan pequeña? Parecía de juguete. Tuve la tentación de desviar e ir a ver de qué se trataba pero seguí de largo, ya estábamos cerca de Cartagena y el calor nos azotaba con furia.
Cuando vi el cartel en la calle comprendí todo. Una enorme foto muestra que la boca del volcán, a la que se accede por unas escaleras, es una pileta de barro adonde los turistas se bañan, o se ensucian, con gran placer. Parece una olla de chanchos humanoides. Por lo felices, y por lo embarrados. En la foto se ve que no cabe un alma más adentro del bañadero. Algunos se agarran del borde como si temiesen desaparecer en un descuido.
De allí te llevan a una laguna donde todos se limpian. Después te reponés con un almuerzo y ahí sí, después del barro, del baño, del almuerzo, podés volver en la combi a Cartagena, meterte en tu hotel y postear las fotos de semejante aventura memorable.
La señora de la agencia de viajes, con una voz sugerente (como si ofreciera una noche mágica en Estambul) trata de vendernos el tour. Sol le hace algunas preguntas, como si le interesara.
Que excitante, de solo pensar en semejante salida se me pone la piel de gallina y siento unos estertores de vértigo! “No te podés ir de Cartagena sin antes meterte en el Volcán Tutunco a bañarte en el barro junto con otros turistas muy blancos que hablan idiomas incomprensibles”
Si, es cierto, pero creo que lo dejaremos para la próxima reencarnación.
Voy a buscar la cámara, lleno de esperanzas. Apenas llego el tipo se acuerda que debería haber hecho el laburo, y no lo hizo. Estaba almorzando, argumenta, sacándose unos arroces de la boca con el dorso de la mano. Se pone a desarmar el aparato. Me siento en el pasillo del atiborrado centro comercial, a sudar, mientras espero. Pasa una larga hora y dejo muchos litros sobre la camiseta del Barcelona que me regalo Mauricio, en Armenia. Cualquiera diría que estoy jugando un partido chivo, solo que sin moverme. La acción transcurre en la mente, mi impaciencia es un adversario de fuste. Logro domeñarla (que lo pario, me estoy poniendo medio rebuscado) a fuerza de mirar la gente que pasa.
Se me ocurre una idea interesante, sin embargo. El sudor parece estar activando algún suburbio creativo de mi mente ¿Por qué no escribir una novela de un viaje a un país imaginario, donde todo sea descabellado? Digamos que este país es solo un rumor, o una leyenda. Que no existen mapas ni guías de viajes, ni relatos. El protagonista de la novela está obsesionado con conocerlo y recibe un testimonio que lo impulsa a creer que tal país existe. Se trata de un paciente psiquiátrico que asegura haber estado allí, años antes. Le describe un sitio en donde todo es diferente, e inesperado, con ciudades extrañas de costumbres inexplicables. Le explica que es casi imposible encontrar el modo de llegar y que, si esto sucede, es mucho más difícil volver. Le da, sin embargo, una pista y el viaje comienza.
Escribir una novela así tiene una enorme ventaja con respecto a este diario, no tendría que esperar que me sucediesen cosas, bastaría con imaginármelas. Hasta los eventos más alocados se pueden escribir sin tener que viajar, tomando mate en casa. Creo que ya tengo el título: Viaje a Bombalia.
El tipo me hace señas de que terminó, justo cuando estaba esbozando el capítulo 1 de la novela (lo digo en serio). Me hace una explicación larguísima de cada cosa que tuvo que hacer, que el agua entró y dañó el circuito integrado, que el cambió tal y tal cosa, que la maquina arrancó pero luego tuvo otro desfallecimiento, que habría que cambiar tal otra, que es difícil de conseguir....
O sea, no pudo arreglarla.
No me queda más remedio que comprar otra nueva. Las que me ofrece de segunda mano son sospechosas y tienen una pobreza de megapíxeles que asusta. No me queda otra que romper el chanchito. Hagan de cuenta que me apreté un huevo con la puerta, así me cayó la novedad.
En el Hostel me encuentro con Sol leyendo un libro que encontró. Esta feliz por su hallazgo. Me siento en el patio a recuperarme, sin éxito. Una pareja de italianos que hace varios días que está alojada anda evolucionando por el patio con su perrita Ziggy. La perrita, bastante hinchapelotas, se la pasa cagando y meando en todos los sectores posibles. Hay que andar caminando con mucho ojo, por suerte me compre las ojotas. Ellos van atrás, siempre dispuestos a reparar cada “deposición”. Son artesanos, y hace mucho que están viajando. No me entra en la cabeza como alguien puede complicarse tanto un viaje (que ya de por si tiene siempre sus dificultades) adoptando un cachorro. Welcome to hell.
En fin, este asunto de la cámara me puso algo torcido, pero sigo mirando lo que pasa. A mi buen humor puedo renunciar por un rato, a eso no. Además cada uno viaja como se le canta, no sé porque me pongo a criticar.
Salgo a desquitarme con la cámara nueva. Es nuestro último día en Cartagena y hay cosas que todavía quiero explorar, cosas que posiblemente nunca más vuelva a ver. Y cuando digo nunca más quiere decir exactamente eso, una pared en el tiempo, algo que no se volverá a repetir.
Me olvidé de un pequeño detalle, nomás. Cargar la batería de la cámara. Estoy alcanzando cotas históricas de pelotudez pero igual damos un paseo por la Ciudad Vieja que, esta vez, tiene cara de despedida.
A la noche caen los chicos de la Combi, Gisela y Augusto. No nos volveremos a ver en este viaje y queremos un último encuentro. Nos vamos a la placita trinidad, donde se junta la bohemia. Hay varios pibes haciendo malabares, hay niños jugando a la pelota, hay perros oliendose, hay mucha gente tomando cerveza y encontrándose con otra gente. Los chicos se topan con el capitán del velero que va a llevarlos a Panamá y al que estaban llamando por teléfono, sin éxito. Yo me encuentro con el austriaco y la húngara que conocimos en playa blanca. Sostenemos una conversación demencial, mezclando idiomas, haciendo gestos, pero consigo entender que estuvieron en una isla que estaba llena de tucanes, y que durmieron en una casa arriba de un árbol.
Al rato pasa el argentino que regenteaba el hostel en la misma playa (donde me quede encajado con la Peregrina). Está reclutando visitantes para la invasión de mañana. Ahora entiendo de donde los saca.
Nos despedimos de los chicos deseándoles suerte en el cruce a a Panamá. Mañana nos toca a nosotros agarrar el camino que nos llevará a Bogotá. Por primera vez viajaremos hacia el sur, buscando nuevamente las montañas.
Una sensación extraña me invade el corazón. Me resulta difícil dejar la costa más lejana, después de haberla soñado tantos años.

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Re: Viaje a Colombia mayo 2014

Notapor mnsanchez el Mié Jul 30, 2014 11:50 am desde La Rioja, Argentina

Segundo escribió:Escribir una novela así tiene una enorme ventaja con respecto a este diario, no tendría que esperar que me sucediesen cosas, bastaría con imaginármelas. Hasta los eventos más alocados se pueden escribir sin tener que viajar, tomando mate en casa. Creo que ya tengo el título: Viaje a Bombalia.


Para cuando el libro?? Seria el primero que escribís?

Comencé a leer este viaje el viernes pasado, recién el lunes me puse al día. Desde el martes hasta hoy entraba cada 10min. para ver si había algo nuevo. Creo que sufro abstinencia de las "Andanzas de segundo" :lol:

Muy buenas las fotos en el face.

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Re: Viaje a Colombia mayo 2014

Notapor Segundo el Mié Jul 30, 2014 11:59 am desde Laboulaye, Cordoba, Argentina

mnsanchez escribió:
Segundo escribió:Escribir una novela así tiene una enorme ventaja con respecto a este diario, no tendría que esperar que me sucediesen cosas, bastaría con imaginármelas. Hasta los eventos más alocados se pueden escribir sin tener que viajar, tomando mate en casa. Creo que ya tengo el título: Viaje a Bombalia.


Para cuando el libro?? Seria el primero que escribís?

Comencé a leer este viaje el viernes pasado, recién el lunes me puse al día. Desde el martes hasta hoy entraba cada 10min. para ver si había algo nuevo. Creo que sufro abstinencia de las "Andanzas de segundo" :lol:

Muy buenas las fotos en el face.


Gracias amigo, la fuerza de este viaje está en los lectores. Esto lo hace diferente a todos los otros viajes que hice, incluso alguno que, a primera vista, pudiese parecer más groso (a los 30 años viajé casi un año y llegue hasta Tailandia, para hacer unas peleas de Muay Thai. Ese viaje lo hice casi sin dinero, sin saber una palabra de inglés, y solo)
No sabría como explicarlo pero el ida y vuelta con los que leen lo lleva a una dimensión unica, que nunca hubiese imaginado. Por eso creo que es el mejor viaje de mi vida.
PD: ya escribí, y publique otro libro, pero es de poesía. Mi proyecto nuevo es una novela, un genero que he atacado -y fracasado- en tres ocasiones. Ahora, sin ambargo, me parece que encontré un camino para escribir algo extenso, y todo gracias a este Diario.

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