Segunda entrega de la historia de las motos más emblemáticas de Kawasaki, las que forjaron la fama de performance sin compromisos de la marca de Akashi, especialmente dedicada al amigo Veleta.
Kawasaki Z1-R 1978
Corría la década del ´70, y la guerra de las Superbikes estaba francamente declarada. Los fabricantes japoneses competían año tras año para lanzar al mercado el modelo más potente, más deportivo y moderno posible, con el fin de atraer más compradores a sus respectivos showrooms y de paso tratar de barrer a la competencia.
Como no podía ser de otra manera, en 1978 Kawasaki sorprendió al mercado con un nuevo modelo deportivo: La Z1-R, una versión deportiva, aggiornada y “condimentada” de la tremendamente exitosa Z1 lanzada un lustro antes.
Con sus líneas angulosas y livianas y un semicarenado al mejor estilo “café-racer”, rompió con los moldes estilísticos de la época y fue un éxito inmediato de ventas en los Estados Unidos, Canadá y Europa. Era la moto de serie más potente y deportiva del mercado, y tenía adelantos tecnológicos importantes como sus llantas de aleación de 7 palos (todo un clásico de Kawasaki de ahí en más) y sus tres frenos a disco perforados, fundamentales para sujetar la moto a los 210 km/h que alcanzaba, velocidad sideral para una moto de serie de la época.
Propulsada por el ya clásico 4 cilindros DOHC 8 válvulas refrigerado por aire, llevado a 1.015 cc, revisado y mejorado para erogar 90 HP a 8.000 RPM, con una caja de 5 velocidades y un peso relativamente contenido de 270 kg. (con todos los llenos), la moto arrasó con la competencia y se mantuvo por un par de temporadas como la reina absoluta en su categoría. Para entender el impacto que causó en el público, imaginemos que era la ZX-10 de su época, un auténtico misil tierra-tierra…
Para coronar la saga, en 1979 Kawasaki North America produjo una edición limitadísima de 250 unidades, bautizada como Z1-R TC, una versión Turbo con compuerta regulable (Urban, rectifique o ratifique!) que llegaba a entregar 180 HP antes de mandar las bielas a tomar aire… Completaba el paquete una atrevida decoración en negro con franjas en tonos amarillos y naranjas, discutible hoy en día pero decididamente "sport" en su momento. Era una auténtica ”bomba-suicida” de Kawasaki de la que sobreviven unas pocas unidades en todo el mundo, con precios por cierto astronómicos, un verdadero item de coleccionista.
Para terminar, van algunas fotos de la Z1-R y del modelo TC (notar el manómetro del Turbo en el medio de la tija superior… ahhh, the good ol´ times!)