Estuvimos en Valencia con el Sterilgarda BCR Racing Team, un equipo con un sólo piloto: Shane "Shakey" Byrne. Cargo la moto y me planto en el mítico circuito, Ricardo Tormo.
La primera imagen que tuve de Shane fue entre sus dos Ducati 1098, que parecen ya a simple vista muy distintas de las de calle. Bromeando entre italianos, y siempre apoyado por su esposa, Petra. Hasta su hijo se sumó a la fiesta en Valencia. A menudo se lo tenían que llevar del Box por los decibelios, pero no porque él se quejara. Shane me comenta al respecto “todavía no anda... pero ya tiene una moto de plástico” Shane “Shakey” (nombre que le viene de cuando era niño y salió tiritando de una piscina) es todo menos pretensión. No le vi fruncir el ceño en todo el fin de semana. Ni quejarse. Ni levantar la voz. Ni un mal gesto, o mirada. Era una carrera difícil, llegaba a Valencia con una infección en la rodilla izquierda, que había subido hasta la ingle. En un circuito mayormente de izquierdas... el problema se agrava. Admiro su serenidad, su aplomo y especialmente sus formas: sabe hacer de las discusiones serias algo agradable, trata con calma con sus mecánicos, habla de las temas delicados con la sonrisa y con humor. Es divertido, la verdad. No tiene momentos a solas, pero parece saber cazar esos instantes cuando se presentan. Entonces, por un momento,se relaja, fija la vista en la moto, concentrado, respira hondo y parece decirse a sí mismo un rotundo“¡vamos!”.
El box:
No es un palacio, ¡pero a mí me parece el paraíso! Tiene dos espacios: el primero, al entrar, hace de almacén de ruedas y herramientas, y a su vez tiene todos los ordenadores y, como no, un par de pantallas (una para ver las carreras y otra para los tiempos). Hay algún aparato curioso, como la balanza para la gasolina. Es un entrar y salir de gente-mecánicos, amigos... y algún que otro vecino de otro equipo que viene a saludar. En nuestro caso, se solían colar los de Guandolini Racing, de quienes se reían mucho los mecánicos del Sterilgarda... porque el equipo Guandolini luce camiseta azul... y pantalones amarillos. El cachondeo estuvo a la orden del día todo el fin de semana. Pasado un tabique está... la zona VIP del Box. Unas sillas, unas pantallas y... ésas dos siamesas italianas, medio desnudas: no las dejan solas, quitar/poner piezas, limpiar carenados, comprobar settings, revisar, revisar y ¡revisar!
El Hospitality
Aquí se descansa y se come... se hacen relaciones públicas y se seduce a los invitados con una pasta buenísima. Algunos aprovechan para llevarse yogures artesanos, para desesperación de Irina y del cocinero (quién además, lleva el camión cocina). Aunquelos mecánicos a menudo tienen que comer en el Box. El trabajo es el trabajo.
Cambios de última hora
Pensaba que los componentes elegidos llevaban un contrato blindado. Pero... el sábado me encuentro con un japonés discreto y pensativo, tomando medidas de llantas y perfiles, con una camiseta en la que pone NISSIN. “Pero si la 1098 lleva Brembo...” “Hemos montado una moto con Nissin para probar” me dice Shane. La presencia inamovible de un japonés constataba la elección para el domingo.
Cuento los minutos para que lleguen las 15h y empiecen las tres sesiones de SuperPole, de 12 minutos. Llevo un auténtico empacho de carreras. El fin de Semana en SBK es un menú completo con todos los extra... SuperSport, Superstock, hay para todos los gustos y en el Paddock se respira un ambiente mucho más motero que en MotoGP. Superamos la primera, mucho más de lo que yo imaginaba. La segunda la perdemos por los pelos... Shane tiene un resbalón. Pero el equipo está contento. Empiezan a tener nombre y voy entendiendo quién hace qué: desde gomas a telemetría, pasando por control total y absoluto de dónde se guarda hasta el último tornillo. Todo queda apunto para mañana,ni un trapo fuera de sitio para que todo sea lo más rápido y fluido posible.
Domingo:
Llega Shane con su esposa y pone al equipo al día enseguida: le duele la rodilla más que ayer y comenta que sólo dará 2-3 vueltas durante el warm up, para no forzar. Empieza el ritual: casco, guante izquierdo, calientan moto, guante derecho, sacan calentadores, quitan el motor de arranque y ¡gas! Yo cruzo los dedos... Shakey vuelve del warm up, después de sólo una vuelta. Le duele, hace que no con la cabeza. Se sienta, rodeado de mecánicos y libretas. No se quita el casco. Miran a los demás pilotos en la pantalla. Ni los guantes se ha quitado. La sobriedad invade el Box y Natale parece muy preocupado, hasta triste. En este momento entiendo cuánto les afecta. Me siento incómoda. Casi que molesto. Los chicos siguen trabajando, rápidos; recalentando gomas, Luca limpia carenados, Giovanni y Alberto se enfrentan a los ordenadores, con la telemetría, Froggy echa una mano aquí y otra ahí... Marco Borciani y Alberto della Valle ahora hablan con Shane quién señala en un mapa del circuito la zona dónde sufre. "Soy solo yo" dice, “no hay nada malo con la moto”. Todavía con el casco, vuelve a reir, señalando que Spies ya está irremediablemente a la cabeza de la lista.Son todos italianos, Roberta hace de intérprete, pero las onomatopeias estan a la orden del dia. Es gracioso ver como se comunican igual que nosotros, haciendo gestos, gañotas e imitaciones de como responde el motor...
Apunto para la primera Manga. Preparan ambas motos. Shane empieza el ritual. Guante izquierdo... Se va hacia la parrilla, acompañado de Andrea, con algún juego de gomas extra por si hiciera falta un cambio de última hora. En el box cruzan los dedos, ponen en marcha la segunda moto y están atentos al inicio. Se puede cortar el aire. Michele Duccoli (jefe de eléctricos), Alberto Della Valle (Ingeniero Jefe), el representante de Ohlings (que ha estado libreta en mano todo el fin de semana) se dirigen a la caseta del Pit Lane. A la que empiezan a pasar las motos, apagan la segunda moto y zumban todos hacia las pantallas. Marco Borcianiclava sus ojos en los tiempos. Natale se acerca a los televisores de fuera, dónde hay montado un coro expectante.
Aunque un comunicado de última hora lo prohibía, me dejaron un pase y pude pasar al Pit Lane durante la carrera. El pasar de las motos pone el corazón a prueba y la concentración de los mecánicos, cuando se ponen serios impresiona.
Resultados: 9º en la primera, y 11º en la segunda. “Lástima que he empezado mal, con la remontada que he hecho pudiese haber acabado entre los cinco primeros”. Y yo le pregunto atónita “Pero... ¿y el dolor de la rodilla?” “Los antinflamatorios hacen muy poco, pero la adrenalina hace que se te olvide todo”. Chapeau!
Hora de cerrar:
Se acaban las carreras. El rugir de las motos retumba en mi cabeza. Los pilotos se van al hotel o hacen alguna entrevista. Pero a los miembros del equipo aún les quedan unas cuantas horas para desmontar y guardarlo todo. Algunos llevan aquí desde las 8h de la mañana y han pasado la noche en el circuito...increíble.
Conclusión
Lo que más me ha sorprendido de este Box, y que más hace que me alegrara de haber estado con un privado. La pasión y la ilusión. Descubrir que en Sterilgarda los resultados importan, sí, pero más allá del ego y del bolsillo. Parecía como si fuese su primera carrera. Una ilusión contagiosa y esperanzadora en un mundillo en que las personas cada vez parecen más abocadas ser máquinas al servicio de máquinas.
PS: Gracias Pirelli por invitarnos y a Sterilgarda por las risas, el café y sobre todo, la paciencia. In bocca al Lupo!
